martes, 14 de diciembre de 2010

Éxtasis Bidimensional

Por el Dr. Malanga.


Ya es cierto que la realidad que nos rodea no es lo que parece, desde un punto de vista matemático y filosófico. El principio de indeterminación de Heisenberg o la realidad Maya de los antiguos hinduistas representan corrientes de pensamiento totalmente diferentes, pero que están de acuerdo sobre el hecho de que el Universo nos aparece de un modo diferente de lo que realmente es.

Así, cuando comencé a interesarme por los fenómenos BVM [¿Beata Virgen María?], es decir, sobre apariciones de identidad animada con trasfondo religioso, quería verificar lo más posible, si detrás de tales fenómenos existía cualquier cosa tangible y, en caso afirmativo, qué cosa.

Los testigos de los hechos, llamados videntes, contaban sus experiencias de coloquios con entidades animadas que afirmaban ser la Beata Virgen María o, en casos más raros, el Diablo, pero era evidente que las manifestaciones eran colocadas en la esfera del personal: no para todos, sólo para el vidente. Los otros podían sólo testimoniar que los videntes caían en un estado de percepción alterada, por lo cual parecían estar fuera de la realidad.

Estudios estadísticos y búsquedas en toda Italia, con la intención de contactar con los videntes más notorios, pronto me demostraron que la tipología del vidente se repetía. Más del ochenta por ciento de la muestra estaba formada por mujeres, que afirmaban haber hablado o visto a la Beata Virgen; el resto porcentual de hombres aparecía caracterizado de un desarrollo del «ánima» femenina bastante agudo respecto al asi llamado «animus», es decir, la parte masculina de todos nosotros. Los sujetos tenían la necesidad de una figura materna y, a menudo, parecían frustrados por la falta de consideración que la madre terrenal y real les daba. Además, sufrían el síndrome de reconocimiento social, que se manifiesta cuando los videntes no se sienten reconocidos, en su papel, por la sociedad (los amigos, los compañeros de trabajo, la pareja) y desarrollan, en su interior, a través de un proceso de disonancia cognitiva, el deseo de que alguien les valore y les considere por lo que son, creando una figura que, mediante un mensaje privado y exclusivo, les gratifique en tal sentido.

En las personas dotadas de cultura religiosa, esta figura revestía la semblanza de un dios y, en las personas con fuerte carencia afectiva, aquella de la Madre Celestial.

El mensaje, privado de contenido real, era puntualmente caracterizado por argumentos generalmente de naturaleza ecológica y pacifista, que cualquiera puede conocer cada día, sin molestar a los dioses.

Además, el protagonista de las relaciones privilegiadas con el supernormal, es decir con los dioses, evidenciaba escaso espíritu crítico y una fuerte capacidad introspectiva. En palabras más simples, no se planteaba preguntas del tipo: «¿Por qué precisamente yo veo a la Virgen? ¿Por qué va vestida de esa forma? ¿Por qué dice aquellas cosas?». El vidente se acontentaba de lo que le ocurría, sin demasiadas preguntas.

Para complicar las cosas, estaban los fenómenos reales, como la aparición de extrañas
luces en el cielo durante las apariciones de la Virgen, y no sólo esto: ¡el Sol parecia girar!

Diversas comisiones médicas, estudiando los casos más importantes, debían
rápidamente aceptar que muchos de los fenómenos eran objetivos y no subjetivos, eran exógenos y no endógenos al vidente, es decir, ¡eran verdaderos!

En Medjugorie, en la ex-Yugoslavia, donde la Virgen se había presentado con citas
semanales durante años a cinco jóvenes, se podía medir, según los trabajos de una
comisión austríaca, en la parte de atrás de la sacristía donde el fenómeno estático se producía, un valor de ionización positiva en el aire dos mil veces superior de lo normal, tanto cuando la Virgen se presentaba como cuando no ocurría.

Gagliardi y Margnelli, médicos expertos en estados de percepción alterada, conseguían demostrar que, durante las apariciones de la Virgen, era fuertemente solicitado el sistema ortosimpático de los videntes y no el parasimpático. La estimulación ocular, la dilatación de la pupila, los valores de resistencia de la piel y el batido del corazón medidos por el polígrafo (detector de mentiras), demostraban que quien quiera que se manifestase sólo a los videntes, necesitaba toda su atención. Durante la aparición, los sujetos quedaban automáticamente excentos de sonidos, luces, sabores y olores.

¿Qué era, por lo tanto, lo que se manifestaba cual Beata Virgen María, empleando, como aspecto iconográfico externo, el clásico de las reprensentaciones religiosas y no el real de la figura histórica de María? ¿Por qué la Beata Virgen utilizaba un modelo de catolicismo del siglo IV, obsoleto y abandonado por la iglesia?

¿Por qué, en fin, la Virgen aparecía en algunas localidades hablando la lengua de un
estado vecino, pero incomprensible para los testigos locales?

Centenares de testimonios parecían confirmar que quien aparecía vestida de Virgen
María, cometía errores graves en todo.


UNA REPRESENTACIÓN IMPERFECTA

En mi opinión, a una patología psicótica de los videntes, se sobreponía un acontecimiento externo que parecía utilizarles para objetivos que se me escapaban. Durante el estudio comparativo de esta fenomenología con aquella de los encuentros cercanos de tercer y cuarto tipo, o interferencias alienígenas, en las cuales, en el lugar de la entidad animada de trasfondo religioso, se mostraban seres altamente desarrollados tecnológicamente, pero he encontrado últimamente una fenomenología similar, en algunos aspectos, a la de BVM.

Según lo que cuentan los protagonistas, los seres les constringen a actuar en contra de su voluntad, sea en la esfera religiosa sea en la sexual o en la psíquica, actos que provocan graves nivels de estrés emotivo. Algunos dicen de haber sido obligados a combatir como inmersos en un fantástico videojuego, y a asesinar continuamente a los enemigos, a otros les muestran el diablo, o quizás cualquier proyección mental aterrorizadora, que produce un aumento de todas las endorfinas del cuerpo, con la alteración total de la química del sujeto, ya sea vidente o abducido.

Situaciones de estrés similares a las que se pueden ver en los discursos que la Beata Virgen hace a Vithca, chica yugoslava de Medjugorie, cuando le dice que los fieles no deben mirar ni la televisión, porque después no podrán rezar, sus emociones sufrían un estrés causado de un agente externo, el tubo catódico.

Esto podría suponer que, si algunas entidades animadas interactuasen con los humanos de este modo, estarían hambrientas, por así decir, de nuestras emociones.

«Rezad....», comunica el mensaje de la Virgen en numerosas apariciones en
Europa.... «sufrid... arrepentios....», lo que, dicho de otro modo, suena como.... «exprimid vuestras endorfinas hasta el fondo, porque... nosotros necesitamos de vuestras plegarias....».

Pero no es todo. De hecho, quien ha vivido tales experiencias, en género de vidente o de contactado, a menudo cuenta que la entidad que se les presenta, aparece y desaparece siempre en el mismo modo, como un holograma, componiendo la figura desde arriba hacia abajo y desapareciendo de abajo hacia arriba. En estos fragmentos, se describe también una figura formada por puntos rojos y azules que se hacen más pequeños y que definen, despues, una fisionomía (casi el funcionamiento del sistema de video NTSC americano, que transmite solo el azul y el rojo, mientras el verde lo reconstruye electrónicamente).

La imagen resultante de los relatos, sea de naturaleza religiosa o ufológica, asume la connotación de una pantalla bidimensional que, si bien gira alrededor al propio eje vertical, no muestra profundidad (en otras palabras el ícono es plano).

Se asiste a un fenómeno extraño. Las figuras del ángel anunciador, o de la Beata Virgen, parecen moverse, no como criaturas reales, sino a saltos, y a saltos hablan al vidente, como una sorta de mecanismos que a menudo corta y recomienza desde el principio.

Así le ocurre al ángel Moroni, en la descripción que hace el vidente John Smith en el Evangelio de los Mormones, así ocurre a algunos sujetos bajo estudio por abducción, así ocurre en Fátima, donde la Beata Virgen aparece mecánicamente a los tres pastores.

Los íconos parecen más figuras digitalizadas de un libro que personajes vivientes, tomados prestados de nuestra cultura, que viene de todas formas mal interpretada, con vistosos errores.

La beata Virgen hace de todo para ser creída como tal, hasta el punto de adaptar sus
rasgos físicos a los de la iconografía mariana local. Es BRUNA con los ojos celestes en Yugoslavia, es morenita en Guadalupe, es negra en África y, seguramente por error, es negra en Cestocova, Polonia. En Fátima, la aparición parece ser una emisión de radio sintonizada sobre las ondas cerebrales de Lucas dos Santos, que la ve y la escucha, mientras Jacinta la ve pero no la escucha, para terminar con el pequeño Francisco, que no la ve ni la escucha, revelando una percepción mínima y seguramente confusa del fenómeno.

En resumen, por lo tanto, está dicho que el fenómeno BVM existe, no siempre producido por la esquizofrenia humana, es tecnológico y externo y, visto que se remonta a tiempos en los que el hombre no poseía la tecnología necesaria, puede ser clasificado como de matriz alienígena.

Todo esto no tiene, todavía, nada que hacer con el notorio fenómeno de la abducción y está por demostrar que allá afuera, la realidad es mucho más compleja de cuanto se pueda imaginar y supera, en mi opinión, en gran medida, nuestra más férvida imaginación.

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